¿Tiendes a reaccionar con facilidad con un nuevo producto cosmético? ¿Sufres de resequedad, ardor o picazón habitualmente? Quizás tu piel es sensible. Y la verdad es que tener la piel sensible es mucho más común de lo que se piensa. Esta condición afecta a gran parte de la población y lamentablemente en muchos casos no es cuidada como se debe. Por eso si perteneces a este grupo queremos entregarte algunos consejos sobre cómo cuida la piel sensible, y así protegerla de los daños.
¿Cómo sé si tengo piel sensible?
Sin duda alguna, una de las primeras preguntas que nos hacemos es ¿cómo puedo identificarla. Usualmente tiende a ser más reactiva de lo habitual. Es decir, se irrita fácilmente con agentes externos como el calor, frio, el sol o viento, también con productos tópicos como jabones, detergentes o fragancias. Otros desencadenantes que la afectan pueden ser los cambios hormonales, dormir poco, el estrés o la contaminación ambiental.
Si la piel se pone en contacto con algunos de estos elementos comenzará a enrojecerse, arder, dar picazón, provocar una descamación, resequedad, manchas rojas, brotes de irritación o sentirse muy incómoda, ya que reacciona a casi cualquier ingrediente.
Consejos sobre cómo cuidar la piel sensible
La piel sensible necesita mayores cuidados a diferencia de otras, también precauciones porque tiende a reaccionar con facilidad. Por lo tanto es aconsejable utilizar productos con ingredientes suaves y optar por otros que ayuden a calmarla.
Al aplicar tu rutina es recomendable hacerlo de forma suave y con cuidado, no frotar tus productos sino aplicarlos a toquecitos y hacer lo mismo cuando te seques con una toalla.
En cuanto a los exfoliantes es mejor elegir unos de fórmula suave, no es recomendable los del tipo físicos abrasivos y los químicos muy fuertes. Si utilizas algún accesorio o máquina para limpiar intenta no utilizarla todos los días y nunca junto a un exfoliante, porque estarás sobre exfoliando. Recuerda que se recomienda exfoliar la piel máximo una vez a la semana.
Ten cuidado con la fecha de vencimiento de tus cosméticos, desecha los que han estado almacenados hace mucho tiempo y ya caducaron.
Si compraste varios productos, al probarlos es mejor aplicarlos en tu rostro uno a uno. Es decir, esperar una semana para agregarlos a tu rutina y así no sobrecargar tu piel de ingredientes nuevos que no estaba acostumbrada a recibir.
Es importante “realizar un test de parche” antes de aplicar un nuevo producto, esto quiere decir probarlo primero en tu muñeca o detrás de las orejas, pero no directamente en tu rostro, de esta forma sabrás si reacciona o te irrita.
Aunque no lo creas la alimentación también es parte importante del cuidado de la piel, si tiende a ser reactiva considera consumir o no especias muy fuertes como la pimienta, comino o ají que te pueden estar afectando.
Ingredientes a evitar
Hay ciertos ingredientes que es mejor evitar en tus productos de cuidado personal porque lo más probable es que te causen alguna reacción, algunos ejemplos son las fragancias, el alcohol secante, los sulfatos o los parabenos.
Existen diversos grados y causas de sensibilidad, por eso no a todos les va a afectar de la misma forma algún producto, pero es bueno considerar y tener ojo con exfoliantes muy fuertes como el ácido salicílico o glicólico, BHA o retinol con porcentajes muy altos, productos con muchos ingredientes o bloqueadores químicos.
Ingredientes buenos
Al igual que hay ingredientes más reactivos también hay otros que nos pueden ayudar a calmar la piel y proteger nuestra barrera cutánea, estos son la glicerina, el ácido hialurónico, las ceramidas y la manteca de karité que cumplen la función de mantener y sellar la humedad, así mismo la centella asiática, el aloe vera, el té verde o la manzanilla. Todas las pieles sensibles son distintas, por eso siempre es importante probar los productos antes de aplicarlos directo al rostro.
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